Imaginemos un día normal en una familia normal. Es domingo y deciden pedir una pizza familiar para poder disfrutar de un fin de semana tranquilo mientras ven una película todos juntos. Al final de esta, recogen todo y, como siempre, reciclan lo que está en su mano, tirando el cartón al contenedor azul. La hija de la familia discute con su padre por esto, la eterna duda de si el cartón corrugado manchado de grasa debe ir a orgánico o no. En España, Ecoembes defendió duramente que el cartón debe ir al azul, aunque esté manchado, recibiendo bastantes críticas de ecologistas y contrariando las posiciones de otros países como Estados Unidos y Reino Unido, que afirman que los residuos alimenticios afectan ya que el aceite no puede ser separado de las fibras de papel, por lo que irrumpe en el proceso de convertirlo todo en una pulpa. Incluso su robot/asistente inteligente comentaba “¡Qué hambre me acabas de dar! Si ya os habéis acabado la pizza, ¡la caja, no importa lo manchada que esté, al ser cartón va al contenedor azul.” Sin embargo, deben haber rectificado ya que, si le preguntas actualmente por este tema, responde: “El cartón, siempre que esté libre de restos, puedes tirarlo al contenedor azul. Pero ten cuidado, los briks, a pesar de tener cartón, ¡deben ir al contenedor amarillo!” por lo que asumimos un cambio de postura.
El desconocimiento de dónde va cada desecho no es el único problema a la hora de reciclar, sino que la desconfianza de si realmente se llegan a reciclar los residuos o no es una de las principales excusas, ya que en el pasado ha habido diferentes irregularidades que provocan argumentos en contra entre la población. Entre ellos, la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) advierte debido al aumento de la población y su consumo, sólo se reciclaría el 9% del plástico generado.
En contrapartida, según datos de Ecoembes, más de 2,5 millones de españoles (el 6,7% de la población)habrían empezado a separar su basura desde el inicio de la pandemia. El estudio esclarece el perfil de los nuevos actores en el reciclado. Respecto a la edad, los jóvenes entre 16 y 35 años son los ganadores (un 20,7%) seguidos por hogares de cuatro miembros o más, y con presencia de niños (18,6%).
En este marco, nace CircularChain, un ecosistema de colaboración que están desarrollando Ecoembes y Minsait para construir la plataforma blockchain que ayude en todas estas carencias, impulsando la economía lineal.
Al quedar todo plasmado en la base de datos distribuida, permitirá a los diversos agentes (gente que recicla, entidades públicas, empresas, ayuntamientos…) puedan ser conscientes de todas lastransacciones vinculadas al proceso de selección de residuos.
Además, se implementarán sistemas de auditoría inteligentes gracias a los datos generados por todos los involucrados en la cadena, por lo que se podrán constatar si las grandes corporaciones y los gobiernos cumplen los compromisos medioambientales.
No sólo eso, sino que al estar certificado en la blockchain será inmutable, por lo que cualquier desvío de la normativa quedará reflejado y conllevará su multa correspondiente. Esto es sin duda una gran fuente de presión para cumplir con la legalidad vigente.
Actualmente, se encuentra trabajando con aproximadamente unas 90 plantas de reciclado. Esperamos que esto aumente con el tiempo y podamos normalizar el conocimiento sobre hacia dónde van nuestros residuos, qué se hace con ellos y cuántos se logran recuperar y reutilizar, generando así una real economía lineal.
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