La traducción sería, literalmente, cadena de bloques. La manera más fácil de comprenderlo es imaginar una plaza de un pueblo en la que hubiera unos carteles unidos por una cuerda y cada habitante que quisiera realizar una compra debería escribir en ese folio lo que han adquirido, a la vez que el dinero que les queda. Deberían firmarlo con un Nick que no fuera su nombre real para poder respetar su privacidad. Una vez que no se pudiera escribir más en ese cartel, se procedería a empezar el siguiente, pero los anteriores jamás se desecharían ni serían modificados por nadie.
Si queremos ser un poco más técnicos, podemos decir que blockchain es una base de datos distribuida mediante la cual toda persona podría participar en la inclusión de información que sería:
- Inmutable: Nadie podría realizar cambios. Solamente en su propia base de datos, pero no sería validado por el resto. Podríamos decir que “se engaña así mismo”
- Confidencial: Mediante una encriptación de clave pública (aunque sería simplificarlo mucho, podríamos entenderla como tu “username”) y privada (tu contraseña), se puede respetar la identidad del usuario.
- Actualizado: Todas las personas que participen en la blockchain mediante sus equipos electrónicos (nodos) tendrían la información actualizada en todo momento.
- Transparente: Al ser un nodo, puedes acceder a toda la información almacenada y ver las claves públicas de quién la ha almacenado.
- Programable: Podemos incorporar códigos permanentes para que cuando se den ciertas condiciones específicas, se ejecuten automáticamente.
Entendiendo esto, es indudable su utilidad para la sociedad en diversos campos para fines que, de momento, es la única tecnología que podría alcanzarlos. Desde evitar casos de corrupción política con un registro de votación que no podría hackearse fácilmente por la dificultad de su encriptación hasta temas de trazabilidad, donde podríamos adquirir alimentos que supiéramos sin margen de duda de dónde viene y el impacto que ha tenido en el planeta su creación, ¡incluso el día exacto en el que fue sembrado!
El abanico es tan extenso que es absolutamente necesario que la sociedad se vuelque en conocer y aprender esta tecnología, de igual manera que en su momento tuvo que abrazar Internet. Nos encontramos prácticamente en el punto de salida de un mundo nuevo con infinitas posibilidades, por lo que hemos decidido iniciar un laboratorio para que más proyectos con perspectiva social y de acuerdo con la Agenda 2030 puedan nacer.
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Fotografía del artículo disponible en Unsplash
Muy bien explicado 🙂